EDITORIAL

Con/memoraciones: 1976-2016

Cecilia Macón
María José Melendo

40 años han trascurrido desde aquel 24 de Marzo. Cada aniversario, acontece inscripto en una particular coyuntura sociopolítica, la cual, según los años, ha marcado las formas de recuerdo, así como las consignas de quienes velan por esa memoria. Por su parte, las madres y abuelas, con la ronda de los jueves interpelan la conmemoración como modalidad de recuerdo circunscripta a un día preciso, para advertir que la memoria se construye a diario. 

Toda vez que se cumple una década más, los diversos actores sociales propician acciones conmemorativas diversas, la conformación de espacios, debates teóricos, publicaciones, inauguraciones, dossier temáticos, manifestaciones que le confieren una espacial visibilidad al recuerdo, y a la necesidad de hacer memoria. 

Cabe destacar, por ejemplo, la emergencia a fines de los noventa de la agrupación H.I.J.O.S, y las iniciativas impulsadas con motivo de los 25 años del golpe, atravesadas por la necesidad de visibilizar la impunidad del gobierno del entonces presidente Carlos Menem, la irrupción de los escraches, como mecanismo estético político con el que interpelar la impunidad; los Carteles de la memoria diseñados por el Grupo de Arte Callejero (GAC) para dicho aniversario, colocados en la vía pública, que emulaban el código estético de los gráficos de los subterráneos, pero exponiendo “la ciudad oculta” que arrojaba el mapa en el cual aparecían visibilizados centros clandestinos de detención, domicilios de dictadores. 

Así, organismos de derechos humanos, espacio público, el arte, política, conformaron una trama atravesada por la movilización. En tal sentido,  los acontecimientos de diciembre de 2001 marcaron un desplazamiento en los modos de protesta que impactaron en las formas de hacer memoria en torno a nuestro pasado reciente. Por su parte, la fecha del aniversario del Golpe de 2004 en que se produjo la restitución de la ESMA, en aquel acto en que el presidente Néstor Kirchner descolgó el cuadro de Jorge Rafael Videla, impactó simbólicamente operando como un momento decisivo, dando lugar a vertiginosas recuperaciones de sitios de memoria, políticas de memoria afianzadas, que sumadas a la apertura de los juicios determinan que desde entonces aconteció paulatinamente un proceso que para muchos obedece a una “institucionalización de la memoria”, y a una “desmovilización” de los colectivos de arte ya que no hubo escraches.

También se destacan poéticas que no acontecen en el espacio público pero que se han sumado a lo largo de estas décadas a pensar modos como evocar nuestro pasado reciente; en efecto, la literatura, el cine, la fotografía contribuyen a inscribir la mediación temporal que todo acto evocativo presupone, lo que implica que el hacer memoria es siempre desde el presente, y por tanto el anacronismo, la subjetividad, el recorte resultan inexorables, así como la puesta en acto que la poética requiere en ese hacer memoria; los ejercicios fotográficos de Marcelo Brodsky, Gustavo Germano, Lucila Quieto, por citar algunos, han exhibido materialmente estos dilemas. También Albertina Carri, ya sea en su film Los rubios, como en su reciente exposición audiovisual en la sala PAyS del Parque de la Memoria Operación fracaso y el sonido recobrado (Septiembre 2015).

Ante un nuevo aniversario por delante y en el marco de un cambio de rumbo político, los interrogantes respecto a cómo conmemorar nuestro pasado reciente emergen insistentes: ¿Cómo poner el pasado en presente? ¿Cómo recordar sin caer en el cliché de lo monumental y su monumental invisibilidad? ¿Cómo volver visible el pasado a las nuevas generaciones? ¿Desde qué poéticas? ¿En qué medida se abre una perspectiva distinta para dar cuenta de ese pasado?

El presente número de la Revista Afuera convoca a investigadores, artistas, escritores a reflexionar en torno a la conmemoración de nuestro pasado reciente, sobre los desafíos y problemáticas que la evocación del pasado actualiza.